lunes, 10 de diciembre de 2007

Bonds: Sigue el drama...

FILADELFIA -- No es justo que a Barry Bonds se le exija que sea un bastión de sinceridad cuando los "bacanos" del béisbol continúan actuando como si no jugaron tambien un papel en la plaga de sustancias prohibidas que azotó a la pelota por mas de 20 años.

¿Mas de siete años de investigaciones y el gobierno federal usó apenas 50 líneas de dialogo de un interrogatorio que duró tres horas para montar su caso contra Bonds? La investigación de Bonds comenzó en el 2000 y el interrogatorio tomó lugar en el 2003.

Bonds no es un ciudadano ejemplar, pero el fiscal federal debiera tener casos más fuertes que procesar en el ámbito de las sustancias prohibidas en el béisbol.

Hay otros crímenes más serios e importantes que proseguir para la fiscalía del país más poderoso del planeta.

Hay presas más grandes e influyentes que perseguir en el negocio multibillonario del béisbol que un atleta.

Deben de haber embustes más dignos de esclarecimiento que lo que tenga que contar un pelotero.

El informe de George Mitchell, que lleva casi dos años de construcción y supuestamente será divulgado a finales de esta semana, le da la oportunidad a las Grandes Ligas de admitir su papel en el escándolo y buscar una buena solución al problema.

Sin embargo, no tengo fe de que el reporte sea un mea culpa. En vez, creo que el informe escrito por un investigador que a la vez es un inversionista en uno de los equipos (Mitchell es accionista en el consorcio que rige a los Medias Rojas de Boston) será más un esfuerzo de echarle la culpa a todo el mundo por el problema menos a los dueños del circo.

Los peloteros y los alquimistas que cocinan y venden las sustancias prohibidas no deben de ser el enfoque de la ira y de la desilusión de los fanáticos sobre los efectos del fraude de los esteroides en el béisbol.

Bud Selig merece dicha distinción. El Comisionado rige sobre una entidad compuesta de 30 organizaciones que cuentan con sus propios cuerpos de doctores, entrenadores y fisioterapeutas. Con dicho cadre de conocedores de la ciencia del cuerpo humano es imposible que los equipos y la liga no hayan sido los primeros en darse cuenta de que algo extraño estaba pasando con su inventario de atletas.

La unión tampoco debe de ser considerado un obstáculo que no dejó a los equipos combatir el problema. Cada quien encuentra su manera de matar pulgas y los millonarios que son dueños de equipos se han hecho rico a base de su creatividad.

Con el mismo esmero que se le exige a Bonds que sea sincero se debe juzgar el reporte de Mitchell.

Mientras tanto, no juzguemos tan severamente a Bonds durante su odisea.

La verdadera tragedia es que el Departamento de Justicia de EE.UU. esté utilizado tantos recursos para armarle cargos criminales contra Bonds por alegadamente no ser sincero cuando los fiscales no se inventan maneras de exigirle lo mismo a Selig y a sus secuaces.

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